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sábado, 1 de noviembre de 2008

REFLEXION DE MONS. HECTOR AGUER SANTOS Y DIFUNTOS, DOS CELEBRACIONES A RECUPERAR

En su reflexión televisiva semanal en el programa “Claves para un Mundo Mejor” (que desde esta semana se emite por AMERICA TV, los sábados a las 11.00 horas), Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata, invitó a recuperar y “celebrar como corresponde el día de Todos los Santos y el de los Fieles Difuntos”.

El prelado recordó como se celebraba antiguamente cuando “se intentaba transmitir un mensaje de serenidad sobre todo el 2 de noviembre. La visita al cementerio era una práctica común, que indicaba también que esas fiestas tenían una vigencia cultural”, mientras que ahora “la supresión del feriado influye negativamente” y “además, ahora nos ha invadido la tristísima moda de Halloween”.

Creo que, entonces, es necesario recordar qué significan para nuestra fe estas dos conmemoraciones y retomar la vivencia de las mismas para darles, luego, en la vida de los fieles, una nueva proyección cultural”, comentó.

El Arzobispo platense destacó que “la Fiesta de Todos los Santos viene a recordarnos cuál es nuestra meta” y que “es un momento para pensar en el cielo, ya que celebramos a la multitud de los bienaventurados, de aquellos que viviendo la fe cristiana alcanzaron la salvación y gozan con Cristo en la gloria. Es la imagen del Cielo como meta de la vida del hombre y del cristiano la que se nos propone en esta solemnidad, la perfección del amor como ideal a lograr”.

A su vez la Conmemoración de todos los Fieles Difuntos –dijo- “nos invita a orar, a ofrecer nuestras buenas obras, la visita al cementerio, que está indulgenciada por la Iglesia, la celebración de la misa, la participación en la eucaristía por nuestros hermanos difuntos… en el encuentro con Cristo más allá de la muerte, en el trance de la purificación, no estamos solos sino que interviene, en este encuentro, la Iglesia toda con su oración, con su súplica, con su sufragio.

Monseñor Héctor Aguer se preguntó “¿cómo se hace para que estas fiestas que tienen que ver con verdades tan bellas y consoladoras de nuestra fe adquieran una nueva vigencia cultural?” indicando que “es evidente que no se puede improvisar nuevas expresiones espirituales y culturales de estos misterios de la fe que se celebran el 1º y el 2 de noviembre. Se trata de evangelizar una cultura descristianizada”.
Adjuntamos el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer:


“Las fiestas que celebramos los católicos el 1º y el 2 de noviembre pasan casi inadvertidas últimamente para la mayoría de la gente, para la mayoría de los argentinos, y me temo que también para algunos o muchos católicos”.

“Si yo evoco con la memoria cómo se vivían estas fiestas cincuenta años atrás, o un poquito más, noto una enorme diferencia. Por empezar eran días feriados y uno al encender la radio encontraba una música que llamaba al recogimiento, a la meditación”.

“De esta manera se intentaba transmitir un mensaje de serenidad sobre todo el 2 de noviembre. La visita al cementerio era una práctica común, que indicaba también que esas fiestas tenían una vigencia cultural”.

“Hoy día no han quedado prácticamente rastros de ellas. Por empezar, la supresión del feriado ya influye negativamente pero, además, ahora nos ha invadido la tristísima moda de Halloween”.

“Creo que, entonces, es necesario recordar qué significan para nuestra fe estas dos conmemoraciones y retomar la vivencia de las mismas para darles, luego, en la vida de los fieles, una nueva proyección cultural”.

“La Fiesta de Todos los Santos viene a recordarnos cuál es nuestra meta. Nos indica cuál es la dimensión inmensa de la Iglesia, que no se agota en el pueblo de Dios que peregrina en la tierra sino que tiene allí, en el Cielo, en la Jerusalén celestial, la imagen plena y cumplida de lo que la Iglesia toda ha de llegar a ser”.

“Este es un momento para pensar en el cielo, ya que celebramos a la multitud de los bienaventurados, de aquellos que viviendo la fe cristiana alcanzaron la salvación y gozan con Cristo en la gloria. Es la imagen del Cielo como meta de la vida del hombre y del cristiano la que se nos propone en esta solemnidad, la perfección del amor como ideal a lograr”.

“Y, al día siguiente, la Conmemoración de todos los Fieles Difuntos nos invita a orar, a ofrecer nuestras buenas obras, la visita al cementerio, que está indulgenciada por la Iglesia, la celebración de la misa, la participación en la eucaristía por nuestros hermanos difuntos”.

“Esta celebración expresa también nuestra fe acerca de la purificación ultraterrena, necesaria para alcanzar la bienaventuranza eterna. Este misterio nos recuerda la comunión de los santos, porque lo que es tan íntimamente personal como la culpa, el perdón, la salvación, no lo vive el cristiano aisladamente, sino en la comunidad de salvación que es la Iglesia. De tal modo que, en el encuentro con Cristo más allá de la muerte, en el trance de la purificación, no estamos solos sino que interviene, en este encuentro, la Iglesia toda con su oración, con su súplica, con su sufragio.

“Es decir que la Iglesia interviene en favor de aquellos miembros suyos que en el encuentro con Cristo se purifican para la entrada en la gloria. Antes existía la novena de ánimas: a lo largo de esos días que precedían al 2 de noviembre se recordaba este misterio de nuestra comunión espiritual con los fieles difuntos”.

“Ahora bien: ¿cómo se hace para que estas fiestas que tienen que ver con verdades tan bellas y consoladoras de nuestra fe adquieran una nueva vigencia cultural?”.

“Es evidente que no se puede improvisar nuevas expresiones espirituales y culturales de estos misterios de la fe que se celebran el 1º y el 2 de noviembre. Se trata de evangelizar una cultura descristianizada”.

“Da pena observar cómo se ha difundido la moda de Halloween, apoyada por algunos medios de comunicación: disfraces siniestros, evocación de sectores tenebrosos de la existencia humana que son tomados con frivolidad, juguetes con la muerte, las brujas, el diablo y el infierno; series de terror en la televisión”.

“¿Qué tenemos que ver nosotros con todo eso? ¡Nada! Pues, entonces: ¡A celebrar como corresponde, el día de Todos los Santos y el de los Fieles Difuntos”.

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