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sábado, 22 de noviembre de 2008

REFLEXION DE MONS. HECTOR AGUER SE NECESITA UN CLAMOR A FAVOR DE LA VIDA PUES LA SOMBRA DE HERODES SE CIERNE SOBRE EL CONGRESO NACIONAL

En su reflexión semanal en el programa “Claves para un Mundo Mejor” (Canal 9), Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata y nuevo Presidente de la Comisión Episcopal de Educación Católica, advirtió que “avanzan, a pasos firmes, proyectos tendientes a la legalización del aborto” y que “lo que más llama la atención es la absoluta insensibilidad para con la existencia de una nueva vida humana… Hay un estatuto propio del embrión humano que no es posible negar. Pero resulta que del niño por nacer no se habla”

“Esta legislación de abortos no punible, si llega a salir –Dios nos libre- es sólo un avance; lo que se intenta es, en realidad, una legalización plena del aborto”.

Dijo que “sobre el Congreso de la Nación se cierne la sombra de Herodes” y que, si bien “puede parecer exagerado hablar de Herodes en este caso del aborto y de una matanza de inocentes,.. ya el Concilio Vaticano II explicaba que “el aborto y el infanticidio son crímenes abominables”.

El prelado platense señaló que “tenemos que hacernos cargo del peligro que se cierne sobre el futuro de la sociedad argentina” y que “es necesario que surja de aquí una conciencia muy clara sobre este problema, sobre este peligro; y que surja también un verdadero clamor a favor de la vida. Hay que resolver muchas situaciones de muerte en la sociedad argentina, pero empezamos mal si despreciamos la vida del niño por nacer, si lo condenamos a muerte”.

Durante la alocución televisiva destacó los fundamentos científicos que indica que es lo mismo hablar de un niño por nace o un niño por cuanto porque es “el mismo sujeto personal en distintos momentos de su desarrollo”.

Mons. Héctor Aguer recordó que hay un dato jurídico interesante: “la República Argentina, a propósito de la aceptación de la Convención Internacional de los Derechos del Niño, ha declarado que nuestro país reconoce como niño al fruto de la concepción humana desde el instante de la concepción hasta los 18 años. Por eso hay que hablar de niños, de niños por nacer, cuya vida se convertirá en descartable si se aprueban aquellos proyectos”.

Adjuntamos el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer:



“En la Cámara de Diputados de la Nación avanzan, a pasos firmes, proyectos tendientes a la legalización del aborto”.

“Se los presenta como una necesaria legislación sobre casos de abortos que serían no punibles a partir de una ampliación de las excusas absolutorias que se encuentran desde hace más de ochenta años en el artículo 86 del Código Penal de la Nación”.

“Resulta que aquellas eran excusas absolutorias. Es decir, supuesto el hecho del aborto no se lo castiga en dos casos que son cuando se trata de una mujer violada deficiente mental y cuando existe peligro para la vida de la madre. Ahora se los quiere ampliar al caso de toda violación y no limitarse al peligro de la vida física sino incluir también el peligro psicológico y lo que se llama, en la actualidad, peligro social”.

“Aquellas ideas eugenistas, de los años veinte, que llevaron a la redacción de ese artículo del Código Penal, son ampliadas ahora al conjuro de otras ideas, de la idea del derecho a abortar. Se quiere imponer como un derecho de la mujer la facultad de disponer de su propio cuerpo”.

“Lo que más llama la atención: es la absoluta insensibilidad para con la existencia de una nueva vida humana. El niño que se va gestando en el seno de su madre no es una porción del cuerpo materno, sino otro ser; hay certezas científicas y jurídicas que permiten afirmarlo. Hay un estatuto propio del embrión humano que no es posible negar. Pero resulta que del niño por nacer no se habla”.

“Esta legislación de abortos no punible, si llega a salir –Dios nos libre- es sólo un avance; lo que se intenta es, en realidad, una legalización plena del aborto. Este propósito se da sobretodo en los grupos feministas y como un fenómeno transversal en asesores de los cuerpos legislativos”

“Tenemos que hacernos cargo del peligro que se cierne sobre el futuro de la sociedad argentina; hay que mirar las cosas con realismo y hay que llamarlas por su nombre”.

“Con eufemismos y con argumentos sentimentales se está escamoteando una dura realidad: ¿qué idea del hombre y de la mujer, de la sexualidad, el matrimonio y la familia, se manifiesta en la empecinada carrera hacia el aborto legal? ¿Qué quedará de la sacralidad de la vida humana y de la dignidad de la persona?”.

“Sobre el Congreso de la Nación se cierne la sombra de Herodes. ¿Recuerdan ustedes quien fue Herodes el Grande? Aparece su nombre en el Evangelio de San Lucas; fue aquel que mandó matar a los niños inocentes de Belén y sus alrededores, menores de dos años, porque pensaba que de esa manera iba a eliminar al Rey Mesías que, según le habían anunciado, acababa de nacer”.

“Puede parecer exagerado hablar de Herodes en este caso del aborto y de una matanza de inocentes, pero si nos fijamos en la Constitución sobre la Iglesia en el Mundo Contemporáneo, del Concilio Vaticano II, observamos que dice allí que la vida humana debe ser salvaguardada con máximo cuidado desde la concepción y enseguida añade que el aborto y el infanticidio son crímenes abominables”.

“El Concilio Vaticano II asocia por cercanía el aborto y el infanticidio. Ya sabemos que no es lo mismo el niño ya nacido que el niño por nacer… ¿no es lo mismo? No es lo mismo hasta cierto punto, porque es en realidad el mismo sujeto personal en distintos momentos de su desarrollo”.

“Y más aún, hay un dato jurídico interesante: la República Argentina, a propósito de la aceptación de la Convención Internacional de los Derechos del Niño, ha declarado que nuestro país reconoce como niño al fruto de la concepción humana desde el instante de la concepción hasta los 18 años. Por eso hay que hablar de niños, de niños por nacer, cuya vida se convertirá en descartable si se aprueban aquellos proyectos”.

“Les recuerdo esto, sobre lo cual hemos hablado muchas veces con ustedes, porque es necesario que surja de aquí una conciencia muy clara sobre este problema, sobre este peligro; y que surja también un verdadero clamor a favor de la vida. Hay que resolver muchas situaciones de muerte en la sociedad argentina, pero empezamos mal si despreciamos la vida del niño por nacer, si lo condenamos a muerte”.


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