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domingo, 31 de agosto de 2008

REFLEXION DE MONS. HECTOR AGUER - EL ASCENSO DE LA POBREZA Y UN FUTURO INCIERTO

EL ASCENSO DE LA POBREZA Y UN FUTURO INCIERTO

En su reflexión semanal en el programa “Claves para un Mundo Mejor” (Canal 9), Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata, comentó datos surgidos del Barómetro de la Deuda Social, elaborado por la Universidad Católica Argentina, explicando su preocupación porque “ha comenzado a ascender otra vez la línea de pobreza. Los datos muestran que casi un 30% de la población argentina se encuentra en esa condición. Lo mismo habría que decir del índice de indigencia, que hoy día llega al 12%. Estos datos empiezan a configurarse a fines de 2006”.


Para el Arzobispo platense la “mayor preocupación” es “la situación de la infancia” pues surgen de “datos muy precisos y esta econometría parece indiscutible, porque es científica; aquí no hay posibilidad de dudar como sucede con otros índices que se publican”.


Enfocó su reflexión en el “tema educativo” donde hay “una cifra escalofriante” pues “el 10% de la población, en el nivel más bajo en las condiciones económico-sociales, el 75,8% de los chicos no termina el polimodal, o el secundario. El 22% no termina lo que se llamaba EGB3 (primero y segundo año del secundario) y el 16,5% no termina el nivel primario. En el mismo orden el 55% no asiste al nivel inicial”. Y comentó que “en nivel más alto de la población económico y social” las “cifras son bajísimas: prácticamente todo el mundo cumple con la escolaridad y obtiene sus resultados”.


Sentenció que esto “indica que el futuro argentino se ve muy comprometido. Hay sectores amplísimos de nuestra niñez y de nuestra adolescencia que viven en condiciones de desarrollo humano insuficiente o postrados en el subdesarrollo. No tenemos que pensar sólo en las condiciones materiales de vida. En el estudio que voy comentando, se registran los índices sobre la vivienda, sobre la canasta familiar, etc.”


“Basta también mirar la crónica diaria, o prestar atención a lo que ocurre sobre todo en las zonas periféricas de las grandes ciudades, para comprobar la decadencia cultural y moral de buena parte de nuestra población”.


Mons. Héctor Aguer también comentó que para evitar que se “piense que nos fijamos exclusivamente en cuestiones sociales” mostró su preocupación por las cifras que enmarcan “el punto de vista pastoral” señalando que le preocupa “comprobar que es ese sector de menores posibilidades económico-sociales y que sufre carencias educativas, es aquel que quizá recibe menos servicios pastorales de la Iglesia”.


“Pienso en la situación espiritual de estos chicos que no terminan su escolaridad, si ellos habrán podido iniciar un proceso catequístico en nuestras parroquias y capillas. También sigo pensando que la mayoría de ellos están bautizados en la Iglesia Católica y, sin embargo: ¿podemos hacer un seguimiento de esos niños bautizados? ¿Podemos ayudar a sus familias para que los eduquen en la fe? ¿Con qué se encuentran en la escuela, si concurren a ella? Me pregunto: aquellos que llegan a nuestras parroquias de los barrios para prepararse a la primera comunión: ¿tratamos de hacer algo efectivo para que se inserten en la comunidad cristiana y sigan creciendo en la fe?”.

Luego de reconocer que “desde la caridad de la Iglesia se ayuda a cubrir estos baches de humanidad que afectan a tantos hermanos nuestros” indicó que recordó “estos datos no para autoflagelarnos, sino para que tengamos una conciencia mas viva acerca de las carencias actuales y para que pensemos con urgencia qué debemos hacer, qué podemos ir haciendo ya para mejorar nuestro servicio. Las cifras evocadas no son simplemente números sino realidades penosas que señalan con un futuro incierto para nuestra patria, en lo social, en lo cultural y en lo religioso”.

Adjuntamos el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer:



“Estuve repasando los resultados y los índices que proporciona el Barómetro de la Deuda Social, elaborado por la Universidad Católica Argentina, y noto con preocupación cómo aquella tendencia a la disminución de la pobreza que se ha verificado desde el 2003 hasta el segundo semestre del 2006 se ha detenido”.


“Mejor dicho: ahora, después de un breve estancamiento, ha comenzado a ascender otra vez la línea de pobreza. Los datos muestran que casi un 30% de la población argentina se encuentra en esa condición”.


“Lo mismo habría que decir del índice de indigencia, que hoy día llega al 12%. Estos datos empiezan a configurarse a fines de 2006”.


“En el mismo plano, observo con mayor preocupación todavía la situación de la infancia. En este trabajo se dan datos muy precisos y esta econometría parece indiscutible, porque es científica; aquí no hay posibilidad de dudar como sucede con otros índices que se publican”.


“A propósito de la situación de la infancia -y enfoco ahora la consideración en el tema educativo- aparece una cifra escalofriante. Si uno toma el 10% de la población, en el nivel más bajo en las condiciones económico-sociales, el 75,8% de los chicos no termina el polimodal, o el secundario. El 22% no termina lo que se llamaba EGB3 (primero y segundo año del secundario) y el 16,5% no termina el nivel primario. En el mismo orden el 55% no asiste al nivel inicial”.


“Se muestra también en estos índices cómo en el otro extremo de nivel económico y social, en el más alto de la población, las cifras son bajísimas: prácticamente todo el mundo cumple con la escolaridad y obtiene sus resultados”.


“Pues bien: ¿qué indica todo esto? Indica que el futuro argentino se ve muy comprometido. Hay sectores amplísimos de nuestra niñez y de nuestra adolescencia que viven en condiciones de desarrollo humano insuficiente o postrados en el subdesarrollo. No tenemos que pensar sólo en las condiciones materiales de vida. En el estudio que voy comentando, se registran los índices sobre la vivienda, sobre la canasta familiar, etc. Pero debemos pensar sobre todo, en lo que significa la educación como posibilidad de plasmación de la persona. Basta también mirar la crónica diaria, o prestar atención a lo que ocurre sobre todo en las zonas periféricas de las grandes ciudades, para comprobar la decadencia cultural y moral de buena parte de nuestra población”.


“Para que no se piense que nos fijamos exclusivamente en cuestiones sociales o que nuestra observación en un mero juicio sociológico, desde el punto de vista pastoral a mi me preocupa también el comprobar que es ese sector de menores posibilidades económico-sociales y que sufre carencias educativas, aquel que quizá recibe menos servicios pastorales de la Iglesia”.

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domingo, 24 de agosto de 2008

REFLEXIÓN DE MONS. HECTOR AGUER - UN CLAMOR A FAVOR DE LA VIDA

“ANTE EL AVANCE DE LA CULTURA DE LA MUERTE ES NECESARIO UN CLAMOR A FAVOR DE LA VIDA”

En su reflexión semanal en el programa “Claves para un Mundo Mejor” (Canal 9), Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata, luego de explicar que van adquiriendo carácter legal atentados contra la familia y contra la vida” consideró “necesario que se vaya forjando un verdadero clamor acerca de estas certezas naturales que están más allá de toda profesión religiosa confesional y que tienen que ver con la naturaleza y el destino del hombre”.

“Esta idea es la que hay que recuperar: hay que pensar en el niño y debemos abrir paso cada vez más en la opinión pública a algo que es hoy día una certeza científica y jurídica: hay vida humana desde la concepción y el embrión, aún en el estadio ínfimo de su desarrollo, es un sujeto de derecho”.

Comenzó recordando que el Poder Ejecutivo aprobó “una pensión por viudez a las parejas homosexuales, presentando esto como la superación de una injusticia, como si no hubiera otras injusticias más graves que remediar y con urgencia”. Indicando, de inmediato que “no sería de extrañar que en este ámbito se prepare un asalto al Código Civil para cambiar la definición del matrimonio y por consiguiente de la familia fundada sobre él”.

El prelado platense comentó que existen varios proyectos para legislar acerca de lo que se llaman “abortos no punibles” y destacó que “estos proyectos que circulan en la Legislatura porteña pretenden ampliar esa excusa y convertirla, prácticamente, en un derecho refiriéndolo a todo caso de violación. Incluso en uno de esos proyectos se dice que no es preciso probar que haya sido una violación y que basta la declaración, etc.”.

Sostuvo que “se comprende lo que significa la violación para una mujer. Se comprende que es algo tremendo, pero cómo es posible pretender equilibrar el daño asesinando a un inocente” y señaló que “no se piensa tanto en el violador: no sé si hay verdadera diligencia en perseguir y condenar a esos sujetos a los cuales se los libera con demasiada facilidad y, en cambio sí, hay que ensañarse con el niño” pero lo grave es que “¡Nadie piensa en el niño!”.

Mons. Héctor Aguer también afirmó que “querer proyectar a toda clase de violación” el aborto “como si fuera un derecho aquella excusa absolutoria es una cosa gravísima”.

Adjuntamos el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer:




“Periódicamente hablamos, en esta columna televisiva, acerca de cómo avanza en la Argentina la cultura de la muerte y cómo se suceden iniciativas –algunas se concretan, otras no, pero los conatos se multiplican siempre- para ir disolviendo la familia, atacando cada vez más sus raíces, su solidez”.

“Recientemente nos enteramos de que el Poder Ejecutivo ha aprobado la concesión de una pensión por viudez a las parejas homosexuales, presentando esto como la superación de una injusticia, como si no hubiera otras injusticias más graves que remediar y con urgencia”.

“No sería de extrañar que en este ámbito se prepare un asalto al Código Civil para cambiar la definición del matrimonio y por consiguiente de la familia fundada sobre él.”

“También en la Legislatura porteña circulan varios proyectos para legislar acerca de lo que se llaman “abortos no punibles”, que parten de las excusas absolutorias que en el Código Penal existen acerca del aborto, lo cual no quiere decir que exista un permiso para abortar sino que, cometido el hecho, no se castiga cuando se trata de una mujer deficiente mental que ha sido violada”.

“Estos proyectos que circulan en la Legislatura porteña pretenden ampliar esa excusa y convertirla, prácticamente, en un derecho refiriéndolo a todo caso de violación. Incluso en uno de esos proyectos se dice que no es preciso probar que haya sido una violación y que basta la declaración, etc.”.

“Con frecuencia aparece este tema y distintas voces se alzan en la sociedad para señalar cómo puede una mujer soportar que deba dar a luz a un hijo que es fruto de esa injuria, de ese atropello que ha sufrido”.

Pero en estos casos: ¡Nadie piensa en el niño!”

“En el fondo, lo que se va afianzando es esta convicción de que la mujer tiene derecho sobre su cuerpo y que el niño, la criatura, es una parte de su cuerpo. Quizás no se piensa tanto en el violador: no sé si hay verdadera diligencia en perseguir y condenar a esos sujetos a los cuales se los libera con demasiada facilidad y, en cambio sí, hay que ensañarse con el niño”.

“Se comprende lo que significa la violación para una mujer. Se comprende que es algo tremendo, pero cómo es posible pretender equilibrar el daño asesinando a un inocente”.

“Esta idea es la que hay que recuperar: hay que pensar en el niño y debemos abrir paso cada vez más en la opinión pública a algo que es hoy día una certeza científica y jurídica: hay vida humana desde la concepción y el embrión, aún en el estadio ínfimo de su desarrollo, es un sujeto de derecho”.

“No se puede evocar aquella concesión del Código Penal, que es además de la década del veinte del siglo pasado, en un contexto de cultura eugenista, donde el temor era que el hijo de una mujer deficiente nacería deficiente. Hoy se sabe que no es así, por lo menos no es necesariamente así, y querer proyectar a toda clase de violación como si fuera un derecho aquella excusa absolutoria es una cosa gravísima”.

“Tenemos que estar atentos y advertir estos hechos: cómo va avanzando en la sociedad argentina y van adquiriendo carácter legal estos atentados contra la familia y contra la vida”.

“Es necesario que se vaya forjando un verdadero clamor acerca de estas certezas naturales que están más allá de toda profesión religiosa confesional y que tienen que ver con la naturaleza y el destino del hombre”.

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domingo, 17 de agosto de 2008

MONS. AGUER la relación del CRISTIANO con la Virgen ante supuestas apariciones

REFLEXIÓN DE MONS. HECTOR AGUER

RELACIONARNOS con LA VIRGEN desde lo COTIDIANO Y NO POR SIGNOS EXTRAORDINARIOS o SUPUESTAS APARICIONES Y MENSAJES

Con motivo de la celebración de la Fiesta de la Asunción de la Virgen María, este 15 de agosto, en su reflexión semanal en el programa “Claves para un Mundo Mejor” (Canal 9), Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata, indicó que la intervención de la Santísima Virgen no tiene nada de extraordinario. Ella se introduce en lo ordinario de la vida de la Iglesia y de cada cristiano”.

Explicó que esta “esta verdad es un dogma de nuestra fe” pues “presenta a la Virgen en su realización total” y comentó que el poeta Paul Clodell decía que “María, llevada al cielo, es la criatura en su honor primero y en su desarrollo final. Es, desde la gloria de Cristo, desde donde, la Santísima Virgen, ejerce su función maternal sobre los cristianos y sobre todos los hombres, ejerce su intercesión celestial”.

El prelado platense señaló que le parecía oportuno hacer “esta reserva, esta cautela, porque hoy día existe un ansia excesiva por lo maravilloso. Todo el mundo quiere ver signos visibles, sensibles y perceptibles de lo sobrenatural y, a lo mejor, descuida aquello que es esencialmente sobrenatural que es la vida de la gracia de Dios”.

Monseñor Héctor Aguer destacó que “es verdad que los milagros son signos extraordinarios del poder divino” también “es una realidad mucho más importante, más decisiva divina la obra que Dios hace a través de los medios ordinarios como la predicación o los sacramentos de la Iglesia y a través de esa intervención ordinaria de la Virgen en la vida de los fieles convirtiendo las almas y haciendo que todos aspiremos a la santidad”.

“Digo esto porque en los últimos años han recrudecido estos presuntos mensajes y apariciones y creo que no hay que hacer tanto caso de eso. El modo ordinario de relacionarnos con Dios es la fe y con la Santísima Virgen es también la fe. Es en el seno de la fe del creyente donde Dios obra por mediación de María”, dijo.

Puso como ejemplo un supuesto de que pasaría “si en Luján, la Ciudad Mariana por excelencia de la Argentina” apareciera una persona “que dice que tiene visiones de la Santísima Virgen y que le envía mensajes y todo el mundo comienza a enfilar hacia la casa de esa persona en vez de ir a la Basílica de Luján”.

“Dios no obra de esa manera. Tenemos que acostumbrarnos a percibir con fe los signos de la presencia de Dios y de la intervención de María en la trama ordinaria de nuestra vida y de la vida de la Iglesia. Esto es lo propio del cristiano. Que se conduce siempre por medio de la fe y que acepta, como lo que corresponde a esta vida peregrina, el claroscuro de la fe”, enseñó.

“Nosotros reconocemos con una carga enorme de alegría, de gratitud y de amor que podemos contar con María. La reconocemos en su Asunción como Reina de Cielos y Tierra pero, como decía Santa Teresita del Niño Jesús la Virgen, María tiene más de Madre que de Reina”.

Adjuntamos el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer:


“El 15 de Agosto es una de las fechas marianas más antiguas: se celebra, en ese día, la Asunción corporal de la Santísima Virgen María al Cielo, a la gloria de Dios”.

“Esta verdad es un dogma de nuestra fe. Es, además, la que nos presenta a la Virgen en su realización total. Un gran poeta, Paul Clodell, decía que María, llevada al cielo, es la criatura en su honor primero y en su desarrollo final. Es, desde la gloria de Cristo, desde donde, la Santísima Virgen, ejerce su función maternal sobre los cristianos y sobre todos los hombres, ejerce su intercesión celestial”.

“Nosotros reconocemos con una carga enorme de alegría, de gratitud y de amor que podemos contar con Ella. La reconocemos en su Asunción como ..

//.. Reina de Cielos y Tierra pero, como decía Santa Teresita del Niño Jesús la Virgen, María tiene más de Madre que de Reina”.

“Ella ejerce una función y un influjo sobre la Iglesia toda porque es Madre de la Iglesia y sobre cada uno de nosotros pues todos sabemos que podemos recurrir a Ella con confianza. Que lejos de ser un atajo que nos complique la llegada a la meta al contrario Ella es el camino más directo para ir a Cristo, para encontrarnos con Él”.

“Pero me gustaría insistir en esto de que la intervención de la Santísima Virgen no tiene nada de extraordinario. Ella se introduce en lo ordinario de la vida de la Iglesia y de cada cristiano”.

“Hago esta reserva, esta cautela, porque hoy día existe –como en otras épocas de la Historia se ha verificado- un ansia excesiva por lo maravilloso”.

“Todo el mundo quiere ver signos visibles, sensibles y perceptibles de lo sobrenatural y, a lo mejor, descuida aquello que es esencialmente sobrenatural que es la vida de la gracia de Dios”.

“Es verdad que los milagros son signos extraordinarios del poder divino pero es una realidad mucho más importante, más decisiva divina la obra que Dios hace a través de los medios ordinarios como la predicación o los sacramentos de la Iglesia y a través de esa intervención ordinaria de la Santísima Virgen en la vida de los fieles convirtiendo las almas y haciendo que todos aspiremos a la santidad”.

“Digo esto porque en los últimos años han recrudecido estos presuntos mensajes y apariciones y creo que no hay que hacer tanto caso de eso. El modo ordinario de relacionarnos con Dios es la fe y con la Santísima Virgen es también la fe. Es en el seno de la fe del creyente donde Dios obra por mediación de María”.

“Fíjense ustedes: no seria un disparate, no sería algo extraño y contrario al proceder de la Providencia de Dios que, por ejemplo, en Luján, la Ciudad Mariana por excelencia de la Argentina porque allí está el gran Santuario y la Basílica Nacional, apareciera ahora una persona o una señora o una niña o un anciano que dice que tiene visiones de la Santísima Virgen y que le envía mensajes y todo el mundo comienza a enfilar hacia la casa de esa persona en vez de ir a la Basílica de Luján”.

“Dios no obra de esa manera. Tenemos que acostumbrarnos a percibir con fe los signos de la presencia de Dios y de la intervención de María en la trama ordinaria de nuestra vida y de la vida de la Iglesia. Esto es lo propio del cristiano. Que se conduce siempre por medio de la fe y que acepta, como lo que corresponde a esta vida peregrina, el claroscuro de la fe”.

“Ya llegará el día en que, con la gracia de Dios, llegaremos allí donde María reina para siempre en la gloria y entonces sí, veremos cara a cara, conoceremos como somos conocidos, habrá pasado la necesidad de tantos apoyos, a los cuales recurrimos ahora quizás con excesiva frecuencia. Entretanto es a través de la fe como nos vamos encaminando hacia esa meta donde la Virgen, llevada al cielo, nos espera. Hasta la semana próxima”.


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domingo, 3 de agosto de 2008

MONS. AGUER y los 5 Principios de la Doctrina Social para nuestra sociedad

REFLEXIÓN DE MONS. HECTOR AGUER

LOS 5 PRINCIPIOS DE LA DOCTRINA SOCIAL

En su reflexión semanal en el programa “Claves para un Mundo Mejor” (Canal 9/Canal María-EWTN), Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata, recordó que la Doctrina Social de la Iglesiaforma parte de la cosmovisión cristiana”, se basa en cinco principios fundamentales que “apuntan a otras tantas realidades sociales” y “atender a esos principios supone también recibir la inspiración como para ordenar correctamente esas realidades”.

El prelado señaló que los 5 principios son: el del bien común, el del destino universal de los bienes de la tierra, el de subsidiariedad, el de participación y el de solidaridad.

Además de explicar cada uno de ellos indicó que “es fácil advertir que de estos cinco principios pueden deducirse orientaciones prácticas más concretas y cómo estos principios pueden iluminar situaciones difíciles para encontrar las soluciones adecuadas”.

Monseñor Héctor Aguer también manifestó que “la aplicación posible de estos principios tiene que ver con una cierta circunspección, es decir con una observación prudente y cuidadosa de los antecedentes de esos problemas, de la tradición de la cual somos herederos y de las posibilidades efectivas de solución.”

Adjuntamos el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer:



“En varias oportunidades hemos hablado desde esta columna sobre la Doctrina Social de la Iglesia y hoy quisiera recordar que ella forma parte de la cosmovisión cristiana. Es decir, de la visión cristiana del mundo, y por tanto está en íntima relación con la fe y con lo que la Iglesia a lo largo de los siglos ha ido pensando acerca de qué es el hombre, la familia, la sociedad en sus distintas estructuras”.

“Hay cinco principios fundamentales de la Doctrina Social de la Iglesia. Si miramos esos cinco principios veremos cómo ellos apuntan a otras tantas realidades sociales. Atender a esos principios supone también recibir la inspiración como para ordenar correctamente esas realidades”.

El primero es el principio del bien común y podríamos decir que es el principio fundamental. Significa que toda la vida social y la vida de la comunidad política tienen que dirigirse a lograr que se establezcan las condiciones, en una comunidad determinada, que permitan a todas las personas y a las instituciones intermedias, cumplir plenamente sus objetivos, realizarse en plenitud”.

“Podemos decir que, sobre todo, la política debe estar al servicio del bien común y no al servicio de un bien sectorial o de intereses innombrables de las personas que intervienen en un determinado momento. La búsqueda del poder y el ejercicio del poder tienen que ver con este principio fundamental; todo tiene que estar orientado a procurar el bien común”.

El segundo principio es el del destino universal de los bienes de la tierra. Es un principio que tiene que articularse con el derecho natural de la propiedad privada. Este principio de la destinación universal de los bienes muestra que el derecho natural de la propiedad, aún de los medios de producción, no puede ser absoluto. De allí que en consonancia con estos dos principios la Iglesia ha intentado favorecer siempre la difusión de la propiedad”.

“Ya León XIII en la encíclica Rerum Novarum sostenía que los obreros debían poder, a través de un salario justo, acceder a la condición de propietarios”.

El tercer principio es el de subsidiariedad, que indica a la constitución de una cierta organicidad en la sociedad civil. Es decir, que la sociedad no es un todo indiferenciado, ni una mezcla o amuchamiento de individuos y de instituciones, sino que tiene que configurarse como un orden orgánico”.

“El principio de subsidiariedad supone que las instituciones superiores, y aún el superior gobierno, no tienen que inmiscuirse en aquellas cosas que las personas y las instituciones menores, pueden realizar por su cuenta”.

“Por ejemplo, desde otra perspectiva de nuestro régimen republicano y federal, el principio de subsidiariedad tendría que inspirar una vivencia correcta de nuestra organización federal”.

“El cuarto principio es el de participación. Se refiere a la participación de todos los sujetos en la vida social. Es una participación que hay que fomentar, hay que favorecer, y no cohibir. Precisamente, en nuestro carácter de republica representativa, el principio de participación, que es un derecho y un deber tiene que iluminar el ejercicio de la función representativa”.

“Todos reconocemos que, en nuestros días, no funciona del todo correctamente esta representación. Tantas situaciones sociales crispadas tienen mucho que ver con esto: el pueblo no se siente representado efectivamente por sus representantes, por aquellos a los que, sin embargo, debe elegir”.

“Y el quinto principio es el de solidaridad. No hay que confundir la solidaridad con un gesto aislado ante una grave emergencia”.

“Juan Pablo II insistía en que la solidaridad supone que todos somos responsables de todos en una comunidad, y que es muy difícil que el bien común pueda plasmarse efectivamente y una comunidad pueda vivir en auténtica paz, si no hay efectiva solidaridad entre todos sus miembros, más allá de las divisiones ideológicas y de los conflictos de intereses”.

“Es fácil advertir que de estos cinco principios pueden deducirse orientaciones prácticas más concretas y cómo estos principios pueden iluminar situaciones difíciles para encontrar las soluciones adecuadas. La aplicación posible de estos principios tiene que ver con una cierta circunspección, es decir con una observación prudente y cuidadosa de los antecedentes de esos problemas, de la tradición de la cual somos herederos y de las posibilidades efectivas de solución.”

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