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sábado, 5 de julio de 2008

Monseñor AGUER pide CERRAR HERIDAS, SABIDURIA DE DIALOGO Y BUSQUEDA DE LA VERDAD - Reflexión Televisiva

En su reflexión semanal en el programa “Claves para un Mundo Mejor” (CANAL 9 Y CANAL MARIA), el Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer pidió cerrar heridas, sabiduría del diálogo y búsqueda de la verdad.

Dijo que “uno de los problemas más serios que afrontamos en nuevo aniversario patrio” es “la necesidad de curar heridas” y que “este aniversario no nos encuentra muy tranquilos, ni muy cómodos, a los argentinos”.

El Arzobispo Platense expresó que “vivimos en crisis permanente” y por eso “ya no puede llamarse crisis sino decadencia” pues pareciera que lo “más notable es un clima de irritación, de división de descontento, de protesta, de queja, una especie de atomización social que estamos padeciendo”.

También señaló que tiene “la impresión” en “las discusiones actuales” que “en lugar de tratar de cerrar las heridas se las quiere abrir más” y propuso como “remedio” la “sabiduría del diálogo” pues “los diálogos” que están ocurriendo en la Argentina, en los últimos tres o cuatro meses, no son tales. Son gritos, son protestas, cuando no agresiones y hasta insultos. Esto no es sabio”.

Pidió “al Señor la sabiduría del diálogo”, “calmar los ánimos”, “apearnos del caballo de la soberbia y andar, andar con los pies en el suelo” buscando la “pasión por la verdad” pues “¡hay demasiada mentira en la sociedad argentina! Y el diálogo no se puede apoyar sobre la mentira”.

Por último solicitó poner “todo aquello que está de nuestra parte para ir curando las heridas que nos tienen todavía tan necesitados de que el Señor nos conceda su alivio y su fortaleza”.

Les adjunto el TEXTO COMPLETO de la alocución televisiva.

5–JULIO- 2008


REFLEXIÓN DE MONS. HECTOR AGUER

EDUCAR PARA LA VIDA SOCIAL


“Estamos muy cerca del 9 de Julio y ésta es una buena ocasión para pensar un poco lo que significa celebrar un nuevo aniversario de la Independencia Nacional”.

“Este aniversario no nos encuentra muy tranquilos, ni muy cómodos, a los argentinos. Tengo la impresión de que esa gran crisis que sufrimos a fines del 2001 se ha ido prolongando. Estamos un poco mejor respecto de aquel borde del abismo en que nos encontramos, pero, sin embargo, desde el punto de vista moral, cultural o institucional pareciera que no hemos superado una situación crítica”.

“En una circunstancia, en esta misma columna televisiva, utilicé una expresión muy dura señalando que lo propio de la Argentina es, al parecer, vivir en crisis permanente y que, en todo caso, eso ya no puede llamarse crisis sino decadencia. Tenemos que volver a reflexionar sobre esta situación”.

“Lo que hoy pareciera más notable es un clima de irritación, de división de descontento, de protesta, de queja, una especie de atomización social que estamos padeciendo”.

“En esa ocasión, en esa gran crisis del 2001, el Episcopado Argentino difundió una “Oración por la Patria que es preciosa y, gracias a Dios, se está rezando mucho nuevamente en estos días”.

“Esa oración empieza así: “Jesucristo, Señor de la Historia, te necesitamos. Nos sentimos heridos y agobiados. Precisamos tu alivio y fortaleza”.

“Quisiera detenerme en esas palabras: “heridos y agobiados”. Se me ocurre una comparación con la escena que presenta la parábola evangélica del Buen Samaritano”.

“Ustedes recuerdan: un hombre que iba de camino es atacado por unos ladrones que lo dejan mal herido, medio muerto, y el samaritano caritativo se acerca a él y cura sus heridas echando en ellas vino y aceite; lo venda y lo lleva luego a la posada para que cuiden de él”.

“En un pueblo herido: ¿Cómo se puede todavía meter el dedo en la llaga? ¿Con qué se cura una herida? Vino y aceite dice el Evangelio. En la cultura de la época y según los conocimientos médicos de entonces el vino se usaba como antiséptico y el aceite servía para suavizar la herida. Los Padres de la Iglesia hacen una alegoría muy bella dicen que el vino representaba la Sangre de Cristo que redime y cura y que el aceite representaba la entrañable misericordia de Dios nuestro Padre”.

“Pero si en una herida abierta echamos ácido sulfúrico: ¿qué es lo que puede ocurrirle al pobre mal herido?”

“Esta es la impresión que uno tiene acerca de las discusiones actuales. En lugar de tratar de cerrar las heridas se las quiere abrir más; personas que por su ubicación tendrían que ser más cuidadosas en esto y que tendrían que asumir algo de la mentalidad y de la actitud de corazón propia del Buen Samaritano atizan los ánimos y provocan más aún la división”.

“Este es quizás uno de los problemas más serios que afrontamos en nuevo aniversario patrio: la necesidad de curar heridas”.

“¿Y cuales serían los remedios? ¿Cuáles serían el aceite y el vino? La “Oración por la Patria” sugiere –y lo pedimos como una gracia pero es algo que debemos practicar- se trata de la sabiduría del diálogo”.

“Pedimos al Señor de la Historia que nos conceda la sabiduría del diálogo. ¿Por qué sabiduría? Bueno, porque no es fácil el diálogo y porque de los protagonistas requiere ir ejercitándose en un arte”.

“Para poder dialogar hay que saber escuchar. Tengo la impresión que “los diálogos” que están ocurriendo en la Argentina, en los últimos tres o cuatro meses, no son tales. Son gritos, son protestas, cuando no agresiones y hasta insultos. Esto no es sabio”.

“La sabiduría del diálogo supone primero la serenidad de escuchar y no descalificar de antemano a aquel que no piensa como uno. Además se trata de cosas sobre las cuales es casi increíble que la gente no pueda ponerse de acuerdo”.

“Tenemos que pedirle al Señor la sabiduría del diálogo pero también tenemos que ejercitarlo. Y, ante todo, calmar los ánimos. Apearnos del caballo de la soberbia y andar, andar con los pies en el suelo, mirando a nuestro alrededor -eso se llama circunspección- y así darnos cuenta de cual es la realidad”.

“Nuestra oración también habla de la “pasión por la verdad”. Decimos: “queremos ser una Nación cuya identidad sea la pasión por la verdad”. ¡Hay demasiada mentira en la sociedad argentina! Y el diálogo no se puede apoyar sobre la mentira”.

“Lo de pasión significa un compromiso muy serio y significa poner la lucidez y poner el corazón. Dios permita que esto pueda darse”.

“En estos días, cercanos a la Fiesta de nuestra independencia animémonos a rezar la oración por la Patria. Y no sólo a rezarla, sino que pongamos todo aquello que está de nuestra parte para ir curando las heridas que nos tienen todavía tan necesitados de que el Señor nos conceda su alivio y su fortaleza”.

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